“La bicicleta de Iván Ilich”:
¿Alternativas EN la
educación o alternativa radical A LA educación?
Arturo Gutiérrez Luna
PRIMERA PARTE
¿Cuál es la idea de
hablar de progreso a un mundo que se sume en la rigidez de la muerte?
Walter Benjamin
Introducción
La reflexión de Iván Ilich sobre la educación crea una
atmósfera de comunidad a la que se atiene en todo momento. Le importa la
educación que haga el día justo para
todos, la vida justa en la comunidad. Por ello revisa críticamente el
fundamento de la educación capitalista y desmorona sus premisas más arraigadas e imbuidas en la gente y
asimismo destrona a las motivaciones rapaces pero encubiertas. Su pensamiento
educativo no intenta reformar la educación sino demoler sus certezas, atacar
sus ilusiones, confrontar sus engaños. Lo que resulta es una alternativa
radical a la educación que se propone como una herramienta para construir
multiformes saberes desde otros fundamentos. Esos fundamentos tienen que ver
con la valoración de las acciones.
Discusión
Cuando Ilich habla de educación lo hace críticamente
desde la economía de la educación. Esto es importante, pues señala su crítica a
la educación capitalista pero desde la economía. Ilich considera el costo de
educar que el capitalismo provoca. Resulta un grotesco fracaso. Postula que la
propia sociedad debe cobrar conciencia de las limitaciones radicales de la
cultura económica capitalista al prometer educar, peropara entregar exactamente
lo contrario.
El trabajo de análisis sobre la educación de Ilich parte
de considerar los cambios radicales que se presentan en las prácticas
educativas que están desbordando la premisa que orienta los trabajos de la
educación capitalista. Eso hace que el enfrentamiento a sus postulados sea la
interacción habitual que este pensador desprofesionalizado sugiere.
Aprender de, con, otros lo que importa a cada edad, a su
generación. Esto implica disponerse a la persecución de las ideas, convertirse
en explorador de sistemas de pensamiento y participante en sus discusiones. Este
aspecto también lo desarrollaría en Némesis médica (Ilich 1975).
Durante los seis años últimos, han cambiado las actitudes
de los estudiantes hacia sus maestros. Esto sucedió bastante repentinamente
alrededor de 1968 cuando los estudiantes admitieron abiertamente entre ellos lo
que siempre habían sabido: que aprendían de los libros, los compañeros, la
rápida preparación para los exámenes y algún raro momento personal con un
profesor, pero no del sistema derivado del plan de estudios. Desde entonces, muchos
estudiantes se han hecho conscientemente refractarios al profesor como
administrador de procedimientos de enseñanza. El profesor se dio cuenta de que
había perdido su carácter respetable, excepto en las raras ocasiones en que
dejaba su papel de burócrata.(Ilich 1975, 39)
Aprender por cuanto se trata de una experiencia
transformadora de su propia vida. Aprender transforma incluso las
determinaciones constitutivas de la circunstancia de la gente. Hacerlo en común
supone una revolución que propende a la libertad. Aprender juntos construye
experiencias de libertad.
Aprender por su cuenta resulta en la cuestión
determinante de los esfuerzos del hombre que aprende. Incluso al grado de
establecer un cambio de paradigma en la educación capitalista. Ello tiene que
ver con aprendizaje que importa, aquel que vale la pena intentar, porque este aprendizaje se aplica
directamente en el mundo que rodea a la persona. Es educación alternativa que
se conquista porque se quiere impactar en la circunstancia del hombre.
El alcanzar objetivos sociales eficazmente depende del
grado en que esos dos modos de producción se complementan o se obstaculizan uno
al otro. Llegar a conocer verdaderamente un ambiente físico y social dado y
controlarlo depende de la educación de la gente y de la oportunidad y
motivación que tenga para aprender por su cuenta.(Ilich 1975, 80)
¿Qué quieres aprender? ¿Hasta dónde pretendes
profundizar? En estas circunstancias, los trabajos deben darse desde el
esfuerzo propio comprometido con su experiencia de libertad.
Las preguntas profundas y sutiles de Ilich todavía
retumban a carcajadas entre las páginas de sus detractores y críticos:
¿Se realiza la equidad cuando se dispone de igual número
de pesos para la educación del rico y del pobre? ¿O es necesario que esos
dólares se gasten en realidad de igual modo? ¿O requiere la equidad que los
pobres obtengan la misma «educación» aunque tenga que gastarse mucho más en
ellos para lograr resultados iguales?(Ilich 1975, 95)
La ironía cala en los huesos al considerar las
inversiones inauditas de dinero inequitativamente distribuido en el ámbito de
la educación. Ilich se ríe, a carcajada limpia y franca se ríe ante las
posibilidades reales de hacer algo con la educación.
¿Por qué se asume esta perspectiva? ¿Cómo puede ser
posible que alguien distinto a sí mismo determine los propios sueños?:
Algunos hombres pueden fijar, especificar y evaluar las
metas personales de otros. (Ilich 1970)
¿Tal cosa es lo que conviene? La perspectiva de Ilich
asume el riesgo de la pregunta crucial de la educación. Si no aprendo, nos
aprendemos, nada es de fiar. Instigador de iluminaciones, Ilich ataca el fondo
del problema educativo; lo asume como confrontación a la práctica de una
esclavitud que suplanta a los hombres.
Lo crucial del pensamiento de IvánIllich es ese mirar
desde otro lado todo lo que se encierra bajo el mito del progreso, desvelando
su incapacidad para dar solución a los problemas que plantea. El mito del
progreso parte de la base de que es posible satisfacer `todas' las necesidades
humanas desde estructuras heterónomas, en las que el individuo no tiene ninguna
necesidad de participar, mediante la aplicación de la ciencia y la técnica
propias del sistema industrial, de forma que estas necesidades podrán ser
universalmente resueltas, independientemente de su dimensión y consumo de
recursos, gracias a la capacidad de organización e innovación propias de la
ciencia.(Hernández Aja 2002).
SEGUNDA PARTE
Es pertinente enunciar algunas de las coordenadas de la
revolución educativa en la que se inscribe su reflexión. Por un lado, la
máscara del mito del progreso. La sombra del mito del progreso invade muchas
áreas de nuestra vida. Las invade, las inunda y devasta, incluso al grado de
arrancar prácticas vernáculas que sí abonaban al enriquecimiento de la vida del
individuo.
Por el otro, al denunciar el engaño del mito del progreso
se desmonta también el mito de la educación. El pensamiento de Ilich es crítico
acerca del presente y futuro de la educación.
Es así que la respuesta radical a la educación en Ilich
implique al individuo asu comunidad, a ti, a nosotros y a todos. De esta forma,
las redes y las tramas ocupan un papel protagónico en las alternativas radical
a la educación, pues cambian la educación en experiencia de aprendizaje.
Educación para todos significa educación por parte de
todos. Cultura popular significa que moviliza a toda la población. ¿No es el
mayor fruto del trabajo la educación que se deriva de él y la oportunidad de
enseñarlo a otros?(Ilich 1970).
Nos interesa la experiencia de aprendizaje por parte de
todos, en todos, con todos. Eso es aprender en comunidad. Aprender desde lo que
descubro que otro me comparte y a su vez yo me propongo retribuir.
Educar como quien retribuye. Aprender como si se quisiera
entregar una retribución. En todo caso,
al educar se trata de valorar la oportunidad de interactuar, de
conversar, de enriquecerse mutuamente, entretanto que se aprende. Deja de ser
un proceso educativo ineficaz para convertirse en una experiencia de aprendizaje.
Estructuras que permitan a cada hombre definirse él mismo
aprendiendo y contribuyendo al aprendizaje de otros.(Ilich 1970).
Contra sus detractores, Ilich yergue un pensamiento
anticapitalista, crítico y apuesta por crear otras prácticas educativas libertarias.
Libertarias en el sentido de que se trata de prácticas educativas que liberan a
sus protagonistas. Quien se educa, a sí
mismo se edifica. Quien se educa, a sí mismo se liberta.
Se cuestiona Ilich al modo más crudo posible:
¿Qué debería aprender alguien?¿Con qué tipos de cosas y
personas podían querer ponerse en contacto los que buscan aprender a fin de
aprender?(Ilich 1970).
Es una experiencia de libertad en uno mismo y llega a
compartirse con los otros al construir comunidad. De esta manera llega Ilich a
propugnar por la constitución de comunidades de aprendizaje, horizontales,
plurales, improductivas, sin embargo útiles.
Es una experiencia de la libertad en la medida en que se
hace contra la tradición, la apatía, el olvido o el mismo ninguneo. La exclusión
es así enfrentada. La exclusión se cancela cuando otro confluye en una
atmósfera estimulante a ambos.
Así, la experiencia de aprendizaje se constituye en
aventura de la crítica, del pensamiento y la autonomía.
La era de las profesiones será recordada como un tiempo
en el que la política aplastaba, en el que los votantes, guiados por
profesores, confiaban a tecnócratas el poder de legislar necesidades, la
autoridad de decidir quién necesita qué, y sufrieron que oligarquías
monopolísticas determinaran los medios con los que debían satisfacerse esas
necesidades.(Illich 1979).
Con Ilich aprendemos que el aprendizaje puede y debe ser
autárquico. La autarquía juega aquí un papel relevante porque propicia el
entendimiento con base en el intercambio, la exploración, la investigación; la
conversación donde se coincide en un espacio entre iguales y libres adquiriendo
cada cual a su manera los saberes que le hacen falta.(Illich 1979)
En su análisis, Ilich evoca y revalora a las redes de aprendizaje que aparecen en
todo su esplendor mientras se construyen
comunidades de intercambio y enriquecimiento mutuo. Crear comunidad sin afán de
lucro, sino comprometida en el enriquecimiento mutuo, emergente, solidario. Tal
era el sueño de Ilich a ese respecto.(Garrigós 2004) ¿Llegaremos a alcanzarlo;
quién lo sabe?
¿Qué quiere conseguir el que aprende? ¿Cómo lo
conquista? Quien quiere aprender se hace
coprotagonista de su formación; no la recibe solamente.
TERCERA PARTE
Para continuar con esta discusión propongo la consideración
de un caso en el que se aclara la alternativa radical a la educación por la que
propugna Iván Ilich. Yo impartía un taller de escritura de ensayos en una
escuela para personas con capacidades diferentes. Después de días de trabajo
noté que afincado en la puerta aparecía un joven en silla de ruedas cuya
movilidad era limitada al cuello y a unos brazos extraviados.
Lo que pasó enseguida es que al cruzarse en su camino me
tomó con sus dedos fuertemente y no me soltaba hasta que lentamente me “comunicó”
que quería escribir sus pensamientos. (Según me lo “tradujo” su mamá) Juntos
trabajamos para adaptarle una varilla a una diadema para que pudiera escribir
en el teclado. Ahora escribe dos páginas por día. Hoy escribe libros. En este
contexto, es fundamental recuperar esos impulsos del que aprende. Es elemental
descubrir cómo quiere aprender alguien.(Ilich 1970).
Ilich nos hizo pensar en la necesidad de apreciar que
aprendemos en las redes. Aprendemos en medio de una interacción. Aprendemos en
comunidad. Adicionalmente, aprendemos mientras construimos comunidad. La que
propone Ilich no es una experiencia hedonista, sino en común respeto, en común
aprecio, en común enriquecimiento.
Estas redes posibilitan las relaciones horizontales donde
la experiencia fuerte de compartir cada uno
con lo que tiene a mano y entrega al otro. Es así que Ilich relaciona el
concepto de convivencialidad como una estrategia de accióncomún y disponible
atodos que posibilita una interacción que enriquece conforme se la practica.
Bajo convivencialidad entiendo lo inverso de la
productividad industrial... El paso de la productividad a la convivencialidad
es el paso de la repetición de la falta a la espontaneidad del don. La relación
industrial es reflejo condicionado, una respuesta estereotipada del individuo a
los mensajes emitidos por otro usuario a quien jamás conocerá a no ser por un
medio artificial que jamás comprenderá. La relación convivencial, en cambio
siempre nueva, es acción de personas que participan en la creación de la vida
social. Trasladarse de la productividad a la convivencialidad es sustituir un
valor técnico por un valor ético, un valor material por un valor realizado. La
convivencialidad es la libertad individual, realizada dentro del proceso de
producción, en el seno de una sociedad equipada con herramientas
eficaces.(Ilich 1988)
La convivencialidad resulta en una categoría que ayuda en
la comprensión del fenómeno educativo y en general capitalista. Es la grieta
que posibilita la convivencia de los iguales en similares condiciones de oírse
y hablar.(Hornedo 2004) En este contexto, cuenta lo mismo un testimonio que una
ironía o un aforismo. Así, la sentencia y la burla encuentran aquí su asidero
ideal. Son bienvenidas las referencias a historietas o informaciones de las
redes electrónicas lo mismo que algún pasaje telenovelero en el que se quedó
pensando el interlocutor y lo comparte. Coadyuvan todos a la mejor comprensión
y aprendizaje de uno u otro tópico. Se abre así a la posibilidad de la
escucha.(Ilich 1988) Que la escucha se suceda como experiencia y práctica que
incide en la constitución de una mejor atmósfera de aprendizaje que nos incluye
y considera atodos. Ilich ataca la idea peregrina de que necesitamos la
administración de tales secretos.(Ilich 1970)
El mundo es un lugar lleno de secretos que alguien tiene
que administrar. Frente a esta situación, Illich aboga por la apertura de todas
las puertas, por permitir el acceso a todos los lugares de la ciudad, hacer de
todos ellos una posibilidad de educación.(Masip Moriarty 2004)
El pensamiento topológico de la educación marca la
reflexión de Ilich. Los lugares de aprendizaje se multiplican. Se suscitan
encuentros y desencuentros donde las ideas confluyen y se prueban.
Es así que cada uno participa, colabora, nos hace parte
de sus descubrimientos, hace aporte a los otros de lo que le parece valioso,
digno, pertinente. De esta forma, se construyen relaciones contra productivas
alternativas a la educación capitalista. Es una atmósfera de enriquecimiento
mutuo emergente a la educación capitalista.
Aquí importa escucharse, valorar la posibilidad de que
cada cual aporte a los demás sus consideraciones, sus ideas, sus impresiones,
su granito de arena en la estructuración común de saberes.
Conclusiones
La alternativa fundamental al transporte capitalista se
descubrió hace mucho: es la bicicleta. La alternativa radical a la educación
está entre nosotros también hace tiempo. Es en la constitución de relaciones
horizontales, entre iguales, donde se encuentra la posibilidad crítica a la
educación capitalista. Así se hace la experiencia formativa de unos y otros.
Esta crítica de Ilich a la educación no se asienta en
alguna institución, ni en prácticas específicas, sino en la raíz que fundamenta
y estructura la educación capitalista.
De acuerdo con este orden de ideas, la premisa del
pensador desprofesionalizado abre radicalmente el horizonte educativo: Todo
podemos saberlo entre todos, dirá Alfonso reyes, otro de nuestros cómplices.
Bibliografía
García Cantú, Gastón. Universidad y antiuniversidad.
México: Joaquín Mortíz, 1973.
Garrigós, Alfons. «Convivencialidad y equidad en el
pensamiento de Ivan Illich. Reflexiones de un maestro.» CF+S, 2004.
Gutiérrez Luna, Arturo. «Ricardo Guerra o del accionar en
la libertad responsable.» Tamoanchan, 2012: 50-67.
Hernández Aja, Agustín. «Editorial.» Boletín CF+S 26,
2002: s/p.
Hornedo, Braulio. «Ivan Illich. Hacia una sociedad
convivencial .» CF+S, 2004.
Ilich, Iván. La Convivencialidad. México: Joaquín Mortíz,
1988.
—. La sociedad desescolarizada. México: Joaquín Mortíz,
1970.
—. Némesis médica. México: Joaquín Mortíz, 1975.
Illich, Iván. Profesiones inhabilitantes. México: Joaquín
Mortíz, 1979.
Márquez Muñoz, Jorge (comp.). El otro titán: Iván Ilich.
México: La Sociedad Abierta, 2003.
Masip Moriarty, Adrián. «Compañeros de viaje para la
sociedad desescolarizada.» Boletín CF+S 26, 2004: s/p.
Montaigne, Michel de. La educación de los hijos. México:
Veintisieteletras, 2010.
Robert, Jean. «La escuela obligatoria, un instrumento de
segregación social programada.» Ivan ilich.org, 2012.
Sbert, José María. «Los nuevos humanistas.» Ixtus, 2005:
49, año XII, 11-15.
Sicilia, Javier, Robert, Jean y Cárdenas, Noé. Iván
Ilich. Semblanzas. Cuernavaca: Instituto de Cultura de Morelos, 2007.
Zaid, Gabriel. «Ilich el removedor.» Letras libres, 2011.
Zaid, Gabriel. «La tertulia y el saber.» Cuadernos del
Colegio Nacional, 1996.
Zaid, Gabriel. «Las instituciones de la conversación.»
Letras libres, 2006.